Historia La primera versión fue escrita por un autor anónimo y apareció el 20 de mayo de 1830. La segunda la escribió el poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo a petición del entonces presidente Juan José Flores.
La tercera apareció en 1838, escrita por el general Flores. La cuarta la presentó en 1845 el doctor Agustín Salazar y Lozano. En 1865 se solicitó a Juan León Mera componer la letra del Himno Nacional y aceptó. Hubo algunos intentos por modificar la letra pero finalmente el Congreso Nacional de 1948 proclamó, como oficial el Himno compuesto por Juan León Mera (letra) y Antonio Neumane (música) en 1865. Este se mantiene hasta nuestros días.
CORO Salve oh Patria, mil veces! Oh Patria! gloria a ti! Y a tu pecho rebosa gozo y paz, y tu frente radiosa más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I Indignados tus hijos del yugo que te impuso la ibérica audacia, de la injusta y horrenda desgracia que pesaba fatal sobre ti, santa voz a los cielos alzaron, voz de noble y sin par juramento, de vengarte del monstruo sangriento, de romper ese yugo servil.
II Los primeros los hijos del suelo que, soberbio; el Pichincha decora te aclamaron por siempre señora y vertieron su sangre por ti. Dios miró y aceptó el holocausto, y esa sangre fue germen fecundo de otros héroes que, atónito, el mundo vio en tu torno a millares surgir.
III De estos héroes al brazo de hierro nada tuvo invencible la tierra, y del valle a la altísima sierra se escuchaba el fragor de la lid; tras la lid la victoria volaba, libertad tras el triunfo venía, y al león destrozado se oía de impotencia y despecho rugir.
IV Cedió al fin la fiereza española, y hoy, oh Patria, tu libre existencia es la noble y magn¡fica herencia que nos dio, el heroísmo feliz; de las manos paternas la hubimos, nadie intente arrancárnosla ahora, ni nuestra ira excitar vengadora quiera, necio o audaz, contra sí.
V Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras de tus héroes gloriosos nos miran, y el valor y el orgullo que inspiran son augurios de triunfos por ti. Venga el hierro y el plomo fulmíneo, que a la idea de guerra, y venganza se despierta la heroica pujanza que hizo al fiero español sucumbir.
VI Y si nuevas cadenas prepara la injusticia de bárbarasuerte, gran Pichincha! prevén tú la muerte de la patria y sus hijos al fin; hunde al punto en tus hondas extrañas cuando existe en tu tierra: el tirano huelle sólo cenizas y en vano busque rastro de ser junto a ti.
Historia La primera versión fue escrita por un autor anónimo y apareció el 20 de mayo de 1830. La segunda la escribió el poeta guayaquileño José Joaquín de Olmedo a petición del entonces presidente Juan José Flores.
La tercera apareció en 1838, escrita por el general Flores. La cuarta la presentó en 1845 el doctor Agustín Salazar y Lozano. En 1865 se solicitó a Juan León Mera componer la letra del Himno Nacional y aceptó. Hubo algunos intentos por modificar la letra pero finalmente el Congreso Nacional de 1948 proclamó, como oficial el Himno compuesto por Juan León Mera (letra) y Antonio Neumane (música) en 1865. Este se mantiene hasta nuestros días.
CORO Salve oh Patria, mil veces! Oh Patria! gloria a ti! Y a tu pecho rebosa gozo y paz, y tu frente radiosa más que el sol contemplamos lucir.
ESTROFAS
I Indignados tus hijos del yugo que te impuso la ibérica audacia, de la injusta y horrenda desgracia que pesaba fatal sobre ti, santa voz a los cielos alzaron, voz de noble y sin par juramento, de vengarte del monstruo sangriento, de romper ese yugo servil.
II Los primeros los hijos del suelo que, soberbio; el Pichincha decora te aclamaron por siempre señora y vertieron su sangre por ti. Dios miró y aceptó el holocausto, y esa sangre fue germen fecundo de otros héroes que, atónito, el mundo vio en tu torno a millares surgir.
III De estos héroes al brazo de hierro nada tuvo invencible la tierra, y del valle a la altísima sierra se escuchaba el fragor de la lid; tras la lid la victoria volaba, libertad tras el triunfo venía, y al león destrozado se oía de impotencia y despecho rugir.
IV Cedió al fin la fiereza española, y hoy, oh Patria, tu libre existencia es la noble y magn¡fica herencia que nos dio, el heroísmo feliz; de las manos paternas la hubimos, nadie intente arrancárnosla ahora, ni nuestra ira excitar vengadora quiera, necio o audaz, contra sí.
V Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras de tus héroes gloriosos nos miran, y el valor y el orgullo que inspiran son augurios de triunfos por ti. Venga el hierro y el plomo fulmíneo, que a la idea de guerra, y venganza se despierta la heroica pujanza que hizo al fiero español sucumbir.
VI Y si nuevas cadenas prepara la injusticia de bárbarasuerte, gran Pichincha! prevén tú la muerte de la patria y sus hijos al fin; hunde al punto en tus hondas extrañas cuando existe en tu tierra: el tirano huelle sólo cenizas y en vano busque rastro de ser junto a ti.